lunes, 11 de octubre de 2010

Comer como pagado... !!!

Jim Brady, un próspero comerciante de equipos para ferrocarril que vivió en Estados Unidos durante el siglo XIX, tenía un apetito tan descomunal como su fortuna:
 su desayuno consistía en un filete, huevos, chuletas, patatas, tortitas, maíz, pan de maíz y panecillos. Para almorzar tomaba una bandeja de almejas, otra de ostras, otro filete, una langosta, ensalada, pastel de fruta y casi una caja entera de bombones. En 1912, con 56 años, ingresó en el hospital para ser operado de cálculos biliares. Hubo que hacerle una cama y una mesa de operaciones adecuadas a su gordura. Los cirujanos no pudieron operarle: las capas de grasa de su cuerpo impedían llegar a su estómago, que era seis veces más grande de lo normal. Brady murió cinco años más tarde.

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