Las cosquillas son reacciones nerviosas que tenemos en diversas partes de nuestro cuerpo al ser tocadas por otra persona. Las cosquillas producen risa y pueden ser placenteras en un principio pero molestas después de un rato.
En algunas personas puede ser un fetiche, que puede tener diferentes variaciones. Las cosquillas estimulan el deseo sexual y en algunas personas este estímulo es más agudo que en otras.
La psicóloga Christine Harris, de la Universidad de California, estableció experimentalmente que las axilas son las más sensibles a las cosquillas, seguidas por la cintura, el cuello, las costillas, los pies y las rodillas. A su vez, en una investigación por Harris y Christenfeld resolvieron que la risa por cosquillas no refleja el mismo estado mental que la risa producida por algo cómico o humorístico.
Se han estudiado varios posibles orígenes a las cosquillas, pues las cosquillas no solo hay en el hombre, se presentan en diversos animales y mas común en los mamíferos, de lo cual cabría esperar que su origen es anterior al del hombre, y las peculiaridades en el mismo no se deberían al origen del mecanismo, sino a adaptaciones posteriores.
Se puede dividir a las cosquillas en débiles y fuertes, las fuertes observados en los primates. El origen de las cosquillas puede deberse a su operación como un mecanismo que afianza los vínculos familiares, sociales, y su función como un estímulo sexual, aunque esta última función se ha relegado en los tiempos contemporáneos a un papel más discreto de una connotación sensual y no directamente sexual.
Últimamente las personas se han aprovechado de esta sensación del cuerpo y han hecho compañías y videos que se dedican a conseguir hombres y mujeres jóvenes y pagarles mucho dinero para grabarlos mientras les hacen cosquillas en todo su cuerpo, las leyes no toman esto como pedofilia puesto que ellos acceden a ser cosquilleados.
Las cosquillas también pueden estrechar la relación padre - hijo, puesto que los niños son los que más les gustan las cosquillas.
Algunos estudios han demostrado que no es posible hacerse cosquillas uno mismo debido a un mecanismo cerebral que anticipa nuestros propios movimientos bloqueando así la sensación de cosquillas. Sin embargo, si es posible la autoinducción con la ayuda de un robot a control remoto que se mueva con ligeros retrasos a las órdenes recibidas.
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