
bajo una pálida luz corre,
baila y se tuerce sin razón
la vida, impúdica y chillona.
así, tan pronto al horizonte
la noche sube voluptuosa,
(todo aplacando, incluso el hambre,
todo borrando, aun la vergüenza,)
el poeta dice: «¡al fin!
como mis vértebras, mi espíritu
pide reposo ardientemente;
de sueños fúnebres colmado,
me tenderé sobre mi espalda,
me envolveré en vuestras cortinas,
¡oh refrescantes tinieblas!»
(C. Baudelaire)
imagen: Tomohide Ikeya
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