La imagen de mostramos, ya fue mostrada en programas de televisión y varias páginas y blogs. Hay quienes cuestionan la veracidad de la fotografía, lo cierto es que el tema de los muertos vivientes (zombis) si existen.
"En 1941, el profesor Richard Evans Schultes desapareció en la selva amazónica donde pasó los siguientes 12 años de su vida explorando ríos que no figuraban en los mapas, recolectando plantas desconocidas para la ciencia y estudiando la sabiduría y las costumbres de docenas de tribus indígenas de Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Venezuela y, particularmente, Colombia." Treinta años después, dos alumnos suyos, también botánicos, Tim Plowman y Wade Davis siguen sus pasos. Tim Plowman morirá y Wade Davis escribirá el libro.
La historia comenzó en 1982, cuando Nathan S. Kline, un pionero en psicofarmacología, convenció a Davis para viajar a Haití. El objetivo era nada menos que investigar la existencia de un fármaco utilizado para la "zombificación", es decir, para la conversión de seres humanos en zombis.
El interés de Kline se debía a que, por primera vez, creían haber localizado un caso zombi "casi" verificable, el de Clairvius Narcisse, que reapareció en su pueblo tras 18 años de ausencia contando que le habían convertido en un zombi y esclavizado durante ese tiempo. Las historias de muertos vivientes eran comunes en el folklore local pero nunca habían sido verificadas. Intervenían en ellas la víctima, recientemente muerta, y el brujo o bokor que la revivía desde su tumba para reducirla a la esclavitud. Otros casos mas o menos comentados fueron los de un tal Natagete Joseph, reconocido a los 13 años de su supuesta muerte, y una chica llamada Francina, localizada en estado catatónico a los 3 años de enterrada y cuyo ataúd se encontró lleno de piedras. Noten que estos casos no están comprobados y proceden todos de declaraciones o relatos.
Con la droga se simularía la muerte del individuo que podría luego ser reanimado aunque con las funciones cerebrales severamente afectadas, lo que facilitaría el control sobre él y su sumisión.
Al cabo de unos pocos meses, Davis dijo haber resuelto el misterio zombi desde un punto de vista estrictamente farmacológico. Su trabajo constituyó su Tesis Doctoral y se publicó con el título de The ethnobiology of the Haitian zombi en el Journal of Ethnopharmacology en 1983.
Davis consiguió muestras del supuesto "veneno de zombi" de cuatro fuentes distintas y encontró que contenían ingredientes bastante desagradables. Aunque la fórmula era diferente en cada lugar, había ingredientes comunes. Tres de ellos eran plantas psicoactivas: Datura metel, Datura stramonium y Albizia lebbeck. Otra media docena era fuertemente irritante. Finalmente, aparte de aditamentos propios del Callejón Diagon como restos de huesos humanos (lo más inocuo del mejunje), se localizaron cinco constantes de origen animal: una rana arborícola, un poliqueto, un sapo y dos o más especies de dos géneros de peces globo: Sphoeroides y Diodon. Todos ellos son químicamente raritos pero Davis se fijó especialmente en los peces globo, que tienen una propiedad interesante: contienen tetrodotoxina (TTX).
La TTX bloquea los canales de sodio de las células produciendo insensibilidad y parálisis muscular. Como veneno se trata de un producto potente ya que la dosis letal es de unos 8 microgramos por kg corporal, miles de veces más tóxica que el cianuro.
Según Davis, el bokor usaría el mejunje para inducir a un estado de intoxicación no letal pero indistinguible de la muerte en un examen superficial debido a la parálisis, cianosis y desplome de la tensión arterial. Posteriormente sería desenterrado y revivido de alguna forma (las fórmulas de "resurrección" eran inconsistentes). Todo ello, unido al shock, al envenenamiento por el conjunto de productos, al pánico y a las propias creencias en la realidad de los zombies sumirían a la víctima en un estado de profundo desconcierto y terror. El bokor le mantendría en ese estado mediante drogas o sugestión o ambas cosas.
Davis afirmó haberse introducido en pocos meses en el cerrado mundo de los brujos y sus sociedades secretas hasta el extremo de que le prepararon y dieron los venenos y fue testigo directo de una exhumación. Era algo sorprendente teniendo en cuenta que nadie lo había logrado nunca, incluyendo a Kline en sus 30 años de trabajos en Haití. Incluso creyéndole, la sospecha de una manipulación o engaño está siempre presente, especialmente sabiendo que las muestras del veneno fueron encargadas y compradas, lo cual pone en duda aún más su autenticidad: si alguien está dispuesto a pagar una fuerte cantidad por "veneno de zombi" ¿por qué no dárselo aunque haya que inventarlo?
Agradecimientos al blog de golem.
Bueno al respecto también pueden hallar esta historia llevada a la pantalla grande, el titulo de esta película (basada en hechos reales) es: “La serpiente y el arcoíris”
les dejo el trailer de esta muy buena pelicula:
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