El miedo es una emoción dolorosa, excitada por la proximidad de un peligro, real o imaginario, y que está acompañada por un vivo deseo de evitarlo y de escapar de la amenaza. Es un instinto común a todos los seres humano del que nadie está completamente libre. Nuestras actitudes ante la vida están condicionadas en gran medida por esos temores que brotan de nuestro interior, en grados tan diversos que van desde la simple timidez hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, el miedo y el terror.
En casi todas nuestras motivaciones subyace algún tipo de temor que frena y condiciona nuestros actos. Este hecho ha sido largamente conocido y aprovechado, a través de los tiempos, por algunas personas para ejercer dominio sobre otras. Las doctrinas religiosas, con diablos de fuego y azufre para castigar a los malos, constituyen algunos ejemplos de una variada gama de "abusos del terror" que ha ido transformándose hasta adquirir formas más suaves en nuestros días.
Es preciso que veamos todo esto y no pensar en cómo terminar con el pensamiento. Tenemos que ver realmente que el pensar es la raíz del miedo, el cual es tiempo. Ver, no utilizar las palabras, sino ver el hecho. Cuando tenemos un dolor severo, el dolor no es diferente de nosotros mismos y actuamos instantáneamente. Necesitamos ver tan claramente como vemos las cosas que nos rodean que el pensamiento es el factor causante del miedo. Si vemos por nosotros mismos que el pensamiento y el tiempo son, realmente, la raíz del miedo, ello no necesita deliberación ni decisión. Un escorpión es venenoso, una serpiente es venenosa, y en el instante mismo en que lo percibimos actuamos, no necesitamos perder el tiempo en pensamientos.
Entonces, cada uno de nosotros, que es el resto de la humanidad, que es la humanidad, debe mirar un hecho muy simple, observar, ver, que el pensamiento y el tiempo son los factores que dan origen al miedo. Entonces, la percepción misma es la acción. Y, a partir de ahí, uno ya no dependemos de nadie. Si lo vemos muy claramente entraremos en una dimensión espiritual de la que surgirá la libertad.
El anterior artículo ha sido extractado del sitio web:“La pagina de la vida”
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